

Restaurante localizado en el pueblo de Blanca, en el Valle de Ricote, con una ubicación envidiable ya que está instalado en La Casa del Conde de La Vallesa, un edificio emblemático y singular que al tratarse de una casa condal, transmite la tradición de las típicas casonas y mansiones solariegas con amplios jardines, habitaciones grandes, con puertas de madera imposibles y con grandes ventanas. El estilo colonial hace que el comensal pueda disfrutar perfectamente los platos estandarte de la casa, como cualquiera donde el bacalao es el protagonista sin hacer de menos a los que el ingrediente principal es la carne norteña, de una manera tranquila y acogedora.
En resumen el restaurante Gurea es un restaurante particular por tratarse de un valedor de la cocina vasca en Murcia, por el edificio que lo acoge y por lo recomendable de su cocina.
Tuvimos las suerte de poder probar una selección de algunos platos significativos del restaurante. La cena la comenzamos con una suave y bien ligada Crema de Purrusalda con Láminas de Bacalao, donde el bacalao sirve como excelente acompañante realzando notablemente el sabor.
Si notable fue el primer entrante, sobresaliente resultaron ser Los Boquerones Rellenos de Pastel de Oficios que sorprendieron por su buen punto de elaboración como lo atinado de la mezcla de sabores y texturas. Sencillamente perfecto.
Como tercer entrante disfrutamos con mayúsculas de unos Jibiones en su Tinta. Un plato sencillo, pero extraordinario por su preparación, perfecta, como por la sobresaliente calidad del producto.
En cuanto a los platos fuertes del la velada, en representación del mar como no podía ser de otra manera, bandera de la casa, pudimos saborear un Lomo de Bacalao con Pil Pil de Hongos, que resultó perfecto, el bacalao en su punto, las lascas se separaban sin esfuerzo y como colofón el acompañamiento de setas se complementaban de manera exquisita.
Si grato fue probar el lomo de bacalao, todavía nos aguardaba una sorpresa más. Unas fantásticas Carrilleras de Buey Confitadas con Salsa de Tostadillo de Potes. Una carne jugosa, tierna y que acompañada por un timbal de patatas resultó insultantemente buena.
En cuanto a los vinos, pudimos disfrutar de un Blanco Campillo, un vino con entrada en boca suave, con un puntito de acidez que le da frescor aunque va dejando una agradable sensación afrutada. Maridó perfectamente con los platos que acompañó.
También saboreamos como representación de los vinos tintos La Montesa Rioja Crianza. Un vino con mucha personalidad en el aroma y que en boca resultó tan placentero como en la nariz, dejando un sabor sabroso y con un largo final. Perfecto para acompañar las carrilladas de buey.
Ir al restaurante Gurea es ir dispuesto a pedir cualquiera de los platos donde el bacalao es el ingrediente principal, pero si por casualidad visita el restaurante en alguna de las innumerables jornadas dedicadas a la cocina de distintas provincias, lo mejor es dejarse aconsejar porque sin duda será un acierto.