

En este restaurante se ofrece una exquisita sinfonía de sensaciones, degustando y contemplando deliciosas especialidades en sus platos, combinando el buen comer y el buen beber.
Galardonado con un Sol Repsol en el año 2015, prestigiosa distinción que se concede a los mejores restaurantes y cocineros. El restaurante está rodeado de viñedos, ofreciendo al visitante una vista espectacular. El comedor está en la planta superior, concebido con elementos de vanguardia que se fusionan con la tradición, haciendo de éste un lugar singular.
La cena dio comienzo con un aperitivo compuesto por una “Esfera de remolacha y foie”, “Semiesfera de guacamole”, “Falsa galleta Oreo con mantequilla de pistachos” y “Suspiro de fruta de la pasión con hueva de trucha”, maridado todo ello con un Barahonda blanco de 2015 muy apreciado por los comensales. Excelente aperitivo que hacía presagiar una gran cena.
Continuamos con una “Marmolada de gamba roja de Santa Pola con tonos picantes”, acompaña de hueva de trucha, alga nori y el toque picante aportado por el chile, maridado este plato con un Barahonda Carro 2014. Este plato fue sencillamente espectacular.
Seguiría un simpático “Foie de Patito de Goma” con aire de regaliz y compota de manzana, el cual dio paso a una “Crema de queso de cabra con anchoas de Santoña y manzana verde” acompañada por jamón ibérico, zanahorias baby, brotes y hojas de capuchina. Fantástica la crema de queso con anchoas.
La siguiente propuesta, aún no incorporada en su carta, fue un “Bombón de liebre” recubierto de chocolate a la naranja y papel de oro de 22 quilates maridado con un gran Barahonda Bellum, tinto dulce elaborado con uvas 100% Monastrell.

El siguiente plato de la propuesta gastronómica fue un “Falso Cherri”, con su aspecto de pequeño tomate, tratándose realmente un salmorejo con bizcocho de zanahoria y emulsión de anchoa.
Continuamos con una “Caballa sangrienta” compuesta por un exquisito lomo de caballa con puré de nabo, encurtido de cebolla y rabanillos sobre una reducción de remolacha. Simplemente brillante.

Antes de pasar a la carne degustamos un “Digestivo” de mandarina y vodka muy bien elaborado.

El plato de carne consistió en un “Lomo alto de buey Angus con cenizas y emulsión de avellanas” correctamente preparado y regado con un Barahonda Summum 2015, tinto de uvas Monastrell de pie franco reposado durante 16 meses en barrica y no filtrado.
Para concluir esta estupenda cena no podía faltar dos postres siguiendo la línea de los platos previos: un “Yogurt de chocolate blanco y sorbete de lima/menta” acompañado de galletitas de arroz y aceite de vainilla, seguido de “Burbujas”, plato compuesto de frutas del bosque con anís y regaliz.

Satisfacción generalizada entre todos los comensales por esta estupenda propuesta gastronómica y muchas ganas de volver.
Maridaje perfecto con unos vinos recomendables para todo tipo de ocasión.
Visitar la bodega y el restaurante sin prisas. Dejarse aconsejar.